Fueron necesarias 18 horas de negociación, pero al final se consiguió el acuerdo entre los pescadores y el Ministerio de Agricultura que acaba con las movilizaciones por el encarecimiento del gasóleo. Los representantes de las cofradías aceptaron finalmente la oferta de la ministra Elena Espinosa, que eleva hasta los 9,5 céntimos la ayuda por cada litro de combustible. Los propios pescadores reconocieron que lo firmado dista mucho de satisfacer sus expectativas aunque, según afirmaron, se vieron obligados a aceptarlo por «agotamiento», por la presión social y por las cuantiosas pérdidas que les estaba ocasionando el paro.
Las cofradías renunciaron a su exigencia de que se garantizase que el precio del gasóleo no pasaría nunca de 30 céntimos por litro en el surtidor. La cifra mínima de 12 céntimos que reclamaban se quedó en 9,5, un céntimo más que los 8,4 ofrecidos en la primera propuesta de Espinosa, y 3,5 por encima que los seis actuales.
Las embarcaciones de hasta 30.000 litros de consumo sólo podrán optar a un máximo de 3.000 euros de ayudas, tope fijado por Bruselas. Las que están por encima de esa cifra podrán beneficiarse de otras ayudas con rango de norma regulatoria que no vulneran la normativa comunitaria.
«No podemos decir que sea un mal acuerdo», afirmaba ayer el presidente de la Federación Nacional de Cofradías, Juan Cervantes, agotado tras la larga negociación. «Digamos que ha quedado en un empate», añadió. Menos optimista fue el vicepresidente, Salvador Otero, que afirmó que el pacto se había rubricado «a la fuerza». Esteve Ortiz, representante de la Cofradía de Tarragona, indicó, por su parte, que «todos hemos recibido presiones y hemos acordado acabar con esto».
Representantes de los pósitos gallegos indicaron que el acuerdo, más que «mejorable» tendrá que ser verificable. Adelantaron que, si las ayudas se pagan al año siguiente, el pacto «non valerá de nada».
Aunque inmediatamente después de conocerse el acuerdo las flotas volvieron a la normalidad y cesaron los bloqueos, el pacto fue muy mal acogido en la mayoría de los puertos. Algunos pescadores acusaron incluso a sus representantes de no defender sus intereses. Los de Barcelona fueron los más reacios a aceptar el pacto y mantuvieron el bloqueo del puerto durante la mañana, aunque finalmente decidieron regresar a sus puertos de origen.? Los pescadores vascos -que al no pertenecer a la federación española no estuvieron representados- quedaron, en principio, fuera del acuerdo; pero, a última hora de la tarde, decidieron levantar el bloqueo.
Pocos cambios
El ministerio se mantuvo firme en sus posiciones y apenas varió sus ofertas iniciales. El acuerdo recoge, como ya se había anunciado, dos mesas de trabajo. Una de carácter estructural, que tratará sobre las subastas y la comercialización; y otra de Seguridad Social, en la que se estudiarán mejoras en el transporte y en la inspección de control fronterizo. El Gobierno ofrecerá bonificaciones sociales similares a las obtenidas por los transportistas.
Espinosa declaró que el pacto se podría haber firmado «mucho antes», dado que la mayoría estaba de acuerdo, pero el Gobierno prefirió cerrarlo con todo el sector.
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