El pasado día 9, la campaña de la centolla arrancó fuerte, pero en falso. Tras las grandes cantidades que llegan a las lonjas se esconde una dura realidad ante la que muchos mariscadores prefieren cerrar los ojos: la baja calidad está tirando los precios.
En la lonja de Ribeira las piezas más caras no superaron desde el inicio de campaña en primera subasta los 19 euros la pieza de kilo y medio. Anteayer el máximo fue de 15 euros y la media, de 11 euros; el resto, ya de baja calidad, llegaron a los 4 euros la pieza. Lo normal habría sido que al empezar la campaña las piezas de kilo y medio alcanzasen los 30 euros, como en otros años. Pero en la plaza de abastos se vendían ayer piezas de poco más de un kilo a 8 euros.
El patrón mayor de Ribeira, Antonio Argibay, exclamaba ayer su “tristeza” por esta situación. “Yo ya no voy a las subastas porque me resulta penoso ver cómo se venden capachos de centollas por 30 euros. No es serio lo que se está haciendo. Están esquilmando la ría y estropeando el mercado”, dijo.
Argibay señala que la apertura de la campaña (el pasado día 9) fue “demasiado apresurada, porque las centollas aún no están llenas. No lo estarán hasta finales de noviembre o principios de diciembre”.
El patrón mayor responsabiliza de esta situación a la Consellería de Pesca por haber adelantado la apertura de la campaña, pues el año pasado las cofradías habían pactado abrirla el próximo día 23. Sin embargo, según Argibay, “Pesca optó por adelantarla siguiendo el consejo unilateral y minoritario de la Federación de Cofradías de Pontevedra. No contaron ni con las de Lugo ni con las de A Coruña”.
Cantidad contra calidad
Algunos mariscadores no ven el negocio por ninguna parte y han optado por dedicarse a la almeja. Pero otros se amparan en la inexistencia de topes en las capturas de la centolla para intentar hacer algo de dinero compensando los bajos precios con grandes cantidades.
Al respecto, el patrón mayor ribeirense aboga por implantar topes, ya sea por embarcación o por tripulante, “para evitar estas situaciones que no benefician nada a nadie”.
La cofradía advierte de que sólo el treinta por ciento de las centollas que llegan a la lonja tienen una calidad aceptable, de ahí que el resto se esté malvendiendo a precios casi regalados (se llegaron a vender capachos de 20 kilos a 20 euros, es decir, un euro el kilo).
La situación, a las puertas de la campaña navideña, está con precios de saldo, con unos recursos sobreexplotados por debajo de los niveles de calidad y lejos de los precios normales.
“Con sólo haber esperado veinte días más, la situación habría sido diferente y ese porcentaje de 30% de centollas con una calidad aceptable se incrementaría al 70%; es decir, se daría la vuelta a la situación”, se lamenta Antonio Argibay, quien teme “que volvamos a ver situaciones que se daban hace treinta años, en las que el marisco se pisaba para convertirlo en abono”.
Pero las quejas no proceden sólo de los vendedores, sino también de los compradores. Desde la Asociación de Compradores de Pescado y Marisco de Ribeira se lamentaba ayer también esta situación. Su presidente, Manuel Tarrío, señala que “los mariscadores deben concienciarse de que han de medir sus capturas en función de las demandas del mercado, porque lo contrario supone malvender el producto y desestabilizar la cadena de mercado. Es una burrada lo que se está haciendo”, señaló.
Pero lo cierto es que la centolla está en los mercados... y se vende. En la plaza, las vendedoras aseguran que “la gente las compra, aún sabiendo que no están muy llenas, pues se lo decimos”. En la lonja, un mariscador decía: “El precio será bajo aquí, en la lonja; pero bien que nos las compran para venderlas fuera”.
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