El ejecutivo de Ribeira someterá a consideración de los ediles, en el pleno que se celebra hoy, la concesión de una ayuda de 30.000 euros al armador del Saleta para ayudarle a sufragar la indemnización impuesta a raíz del accidente marítimo ocurrido durante una procesión en honor de la Virgen del Carmen.
Asimismo, el gobierno local pretende abrir varias cuentas en diferentes entidades bancarias del municipio con el objetivo de que los vecinos y entidades que lo deseen efectúen sus aportaciones.
La sentencia judicial no es firme y el imputado puede recurrir ante el Tribunal Supremo. Los abogados de la familia han presentado ya ante los tribunales el anuncio de su intención de apelar. Sin embargo, el portavoz de la familia, Francisco José Monteagudo, manifestó que los trámites se paralizarán si mediante la ayuda de vecinos, instituciones marítimas y Administraciones consiguen reunir los fondos necesarios para pagar los más de 300.000 euros a los que asciende la indemnización, ya que a la cantidad inicialmente fijada por el juez hay que añadir los intereses de demora.
Monteagudo, que también forma parte de la comisión creada a raíz del fallo judicial, ha mantenido contactos con la federación gallega de cofradías que, al parecer, está dispuesta a cooperar.
El portavoz indicó que no se está pidiendo dinero para ayudar a una persona, aunque indirectamente éste es el resultado, sino que realmente se buscan fondos para indemnizar al crío que resultó lesionado. Monteagudo comentó que el armador del Saleta no es el responsable de la situación que se ha generado.
Entrevista con Touriño
Asimismo, los afectados han solicitado, a través del Concello de Ribeira, una entrevista con el presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, para abordar esta situación.
Además de buscar apoyo para evitar que una persona en solitario tenga que hacer frente a la indemnización, la comisión de la que forma parte Monteagudo también intenta que se regularice la realización de las procesiones marítimas para que los dueños de los barcos participantes no estén indefensos y pueda conservarse una tradición muy arraigada en los pueblos marineros.
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