?a Federación Galega de Confrarías reunida en Santiago acordó aumentar el precio de venta del kilo de erizo en toda la Comunidad Autónoma hasta los 1,85 euros, quince céntimos menos de lo que habían acordado la semana anterior los pósitos de entre Cedeira y Fisterra, que mantuvieron un encuentro en Corme.
La iniciativa del aumento partió precisamente de la zona comprendida entre Caión y Muxía, pero no se pudo llegar a los dos euros que se había previsto, una vez que entraron en el debate los ouriceiros de Ribeira y de la provincia de Pontevedra, sobre todo los de O Grove.
El problema principal parece ser las dificultades de comercialización. Los submarinistas temen que los compradores se planten si se les fuerza a un incremento de 50 céntimos por kilo y en muchos casos sólo hay un empresario interesado en el producto, lo que deja a los ouriceiros en manos del comercializador.
De hecho, el precio del erizo es uno de los que se pactan de antemano porque es un producto delicado y de escaso consumo en fresco en Galicia. Debido a ello, desde hace cinco años se mantiene un acuerdo para que el precio sea de 1,5 euros el kilo.
Sin embargo, el patrón mayor de Corme, una de las zonas con más venta de erizo, considera que debería llegarse como mínimo a los dos euros porque el recurso tiene un largo período de recuperación, en torno a los diez años, y se está agotando, con lo que hay que valorarlo más. Además, el aumento del precio por kilo permitiría reducir el tope de extracción.
Otra ventaja del erizo es que si no se saca del mar no se pierde como ocurre con otras especies y tampoco precisa que se rareen las zonas como ocurre con el percebe. Además, la mayor parte de los ouriceiros tienen permisos de explotación para otros planes específicos como el percebe la navaja o el poliqueto, por lo que no precisan, sobre todo el diciembre, este recurso.
A pesar de todo ello, la asamblea de la Federación Galega de Confrarías decidió dejar en 1,85 euros el precio mínimo. Este aumento comenzará a aplicarse a partir del día 19 con el fin de informar a todos los compradores de la nueva situación.
No es la primera vez que se acuerda una medida similar. En el cerco se decidió no vender las cajas de sardina por menos de seis euros, pero el pacto se incumple constantemente y lo habitual es que se den por la mitad o que, incluso, no se tire el producto al mar por falta de comprador.
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