El jefe de Seguridad de la Capitanía Marítima intentó impedir que dos inspectores de la misma Administración sometiesen a un quimiquero de 18 años a una inspección ampliada, obligatorias en barcos potencialmente peligrosos, según un decreto aprobado en España tras la catástrofe del Prestige para incorporar el contenido de una directiva europea.
Los inspectores acusan a José Dosil de poner en entredicho la legalidad de su trabajo por enviar un fax a la terminal petrolera de Repsol en el que desautorizaba a los funcionarios cuando éstos se disponían a inspeccionar el buque. Los hechos ocurrieron el 24 de noviembre, cuando el capitán marítimo, Gustavo Ortega, se encontraba de viaje fuera de la ciudad y dejó como capitán marítimo en funciones al responsable de Seguridad Marítima, José Dosil.
Dos inspectores acudieron a la terminal de Repsol para inspeccionar un quimiquero de 18 años con bandera de Singapur, tal y como estaba previsto en el plan de trabajo de aquel día. El Bow Fraternity había atracado en el muelle petrolero la madrugada anterior para descargar gasolina y cuando los inspectores llegaron a la terminal, se encontraba en medio de la descarga. Los funcionarios hablaron con los responsables de la terminal y con el capitán del barco y decidieron interrumpir la descarga durante media hora para realizar una de las pruebas previstas en las inspecciones ampliadas: la desconexión de la máquina y el sistema eléctrico para comprobar si el sistema de emergencia funciona correctamente. En el caso del Bow Fraternity -y como se hace en determinado tipo de barcos- los inspectores simularon la desconexión de la máquina sin llevarla realmente a efecto, una maniobra mucho más segura, pero que permite detectar fallos como el que presentaba el Bow Fraternity en uno de sus generadores de emergencia.
Una vez concluida la inspección, durante la que tanto el personal de Repsol como el capitán del barco estuvieron de acuerdo en cómo se realizaban las comprobaciones, los responsables de la terminal explicaron a los inspectores que acababan de recibir un fax de la Capitanía Marítima en el que se advertía que el buque no debería quedarse sin máquina en ningún momento por motivos de seguridad y que la Capitanía Marítima no se hacía cargo de ninguna reclamación por demoras debidas a la interrupción del trabajo, ya que añadía: "Las inspecciones no deben interrumpir las operaciones de carga/descarga".
El fax estaba firmado por José Dosil, el mismo funcionario que hace años había bloqueado una inspección similar en el petrolero Histria Emerald, que zarpó del puerto sin ser reconocido dos veces seguidas en un año, lo que ya entonces generó un duro enfrentamiento entre el área de seguridad y la de inspección de la misma Capitanía Marítima. Los inspectores consideran que Dosil ninguneó su trabajo y coaccionó su labor como inspectores, tal y como consta en un escrito de queja que los funcionarios remitieron al capitán marítimo.
El jefe de seguridad marítima de la Capitanía Marítima, José Dosil, explicó en declaraciones a este diario que volvería a enviar ese fax si la situación se repitiese hoy y advirtió que siempre que esté en su mano, prohibirá realizar esa prueba concreta porque, entiende, es "peligrosa". "Algunas pruebas como la que deja la embarcación sin máquina reúnen cierto grado de peligro cuando el muelle está en medio de la ciudad. Deben realizarse en el fondeadero de Ares. Las inspecciones ampliadas recogen entre 40 y 50 pruebas distintas. Por una que no se haga no pasa nada, siempre puede llevarse a cabo en otro puerto, como Cartagena, que está lejos de la ciudad", explica.
Dosil Arufe entiende que la legislación le respalda y asegura que ha trabajado en la refinería de Repsol, por lo que advierte; "Todos los barcos con materias peligrosas tienen que estar preparados para abandonar el muelle en cualquier momento".
Dosil explica sin embargo que no tiene autoridad suficiente como para decidir cómo se compagina el cumplimiento del decreto sobre inspecciones ampliadas con las normas de seguridad marítima. "Yo no soy director general de la Marina Mercante ni capitán marítimo. Yo no puedo determinar que las inspecciones se hagan en Ares, supongo que los inspectores no quieren ir allí".
El capitán marítimo, Gustavo Ortega, prefirió no hacer declaraciones sobre este asunto, aunque fuentes de la Capitanía Marítima explicaron que ni Repsol ni ninguno de los barcos inspeccionados ha exigido nunca una indemnización a la Capitanía Marítima por demorar o interrumpir operaciones de carga y descarga.
Según Dosil, existen instrucciones que prohíben expresamente realizar inspecciones durante las operaciones de carga y descarga, aunque el Bow Fraternity arribó y zarpó de madrugada.
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