Cuando comenzó la última marea roja, los responsables del sector mejillonero no dudaron en bautizar al 2005 como annus horribilis . Tras nueve meses de sobresaltos, en octubre llegó a las costas gallegas una oleada de toxinas de tal envergadura que ayer fue calificada por el director del Intecmar, Xosé Manuel Romarís, como la más «grave del siglo».
Casi dos meses después de que se decretase el cierre de todas las rías, el responsable del Instituto Tecnolóxico do Mar de Vilaxoán reconoció que, desde que se estudian este tipo de fenómenos, jamás se había registrado un episodio en el que los niveles de toxicidad se mantuviesen en el tiempo con la virulencia con la que lo están haciendo en esta ocasión. La conjunción en las aguas de dos familias de toxinas, las paralizantes y las diarreicas, es uno de los factores que ha contribuido a agigantar la actual marea roja.
Romarís, que compareció en la comisión de Pesca del Parlamento gallego, advirtió de que son pocas las perspectivas de que la situación cambie a corto plazo. El director del Intecmar dijo comprender que, ante este estado de cosas, el sector mejillonero esté «descontento». Para desactivar la bomba de relojería en la que se ha convertido el sector, la consellería ha adoptado varias medidas.
Más muestreos
Una de ellas la anunció ayer, en Vilanova, Carmen Gallego. La titular de Pesca indicó que se ampliará la plantilla del Intecmar para que los técnicos «poidan facer máis mostraxes das que se fan xa, que son moitas». De esa forma, la conselleira responde a las críticas vertidas por algunos representantes de los mejilloneros, que habían denunciado la «falta de sensibilidad» de los técnicos del centro que estudia las mareas rojas con las necesidades de los productores. A ese respecto, Carmen Gallego fue tajante: aseguró que los trabajadores del centro están trabajando «sin festivos nin domingos, porque están centrados todo o tempo en atender ao sector».
Además de reforzar la plantilla del Intecmar para aumentar la intensidad de los análisis, tal y como habían reclamado los mejilloneros, Pesca espera poder enviar antes de fin de año al Diario Oficial de Galicia la orden que regulará el pago de subvenciones a los productores en aquellos casos en los que la marea roja los obligue a parar cuatro meses o, en su defecto, en una época en la que se concentren el 35% de las ventas. «A min gustaríame poder ter sacado xa esa orde, pero leva uns procesos administrativos que hai que cubrir», dijo la conselleira. Mientras Carmen Gallego realizaba esos anuncios en Vilanova, en Santiago Xosé Manuel Romarís aseguraba que la consellería confía en obtener, «no plazo máis breve», técnicas de análisis de toxinas alternativas al bioensayo con ratones. Serían métodos químicos o ensayos in vitro que tendrán que ser validados por las autoridades europeas. De esa forma, el sector sabría los resultados de las analíticas mucho antes de las 24 horas que tienen que esperar ahora.
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