Hay pesca, pero pobre y no abundante. La segunda campaña oceanográfica realizada por el Instituto Español de Oceanografía (IEO) en aguas de Marruecos para evaluar los recursos de sus aguas más profundas ha confirmado que sí hay stocks de especies comercialmente explotables, pero son muy pocas y de escasa población.
Esas son las conclusiones de los científicos que participaron en la campaña Maroc 0511 -desarrollada entre el 14 de noviembre y el 13 de diciembre pasados- tras comprobar que en la franja comprendida entre Agadir y el cabo Bojador -zona que se estudió en esta última ocasión- los resultados coinciden con la evaluación que se hizo a finales del 2004 entre Tánger y Agadir.
En las aguas más profundas de Marruecos, entre los 500 y los 1.861 metros, crecen especies como el sable negro, la merluza, el carabinero y una variedad de faneca conocida como mora. Ahora bien, los datos de esta segunda campaña -realizada a bordo del buque oceanográfico Vizconde de Eza y con la participación de investigadores del Institut National de Recherche Halieutique (INRH)- apuntan a un volumen de recursos muy limitado y, además, muy sensible a una presión pesquera intensa.
Especies
Pero aunque muy parecidos, los resultados no han sido del todo calcados. Los científicos del IEO han constatado que entre Agadir y Bojador el rendimiento que ofrece el sable negro es mejor que entre Tánger y Agadir. Además, la merluza puede capturarse en fondos menos profundos, entre los 500 y los 800 metros, frente a los 1.200 en los que se encuentran la mora y el sable negro. El carabinero, sin embargo, está más repartido y se localiza en un amplio rango de profundidades, con su límite inferior en torno a los 1.500 metros.
Otros recursos
Ahora bien, si la proliferación de especies conocidas y demandadas por los mercados es bastante escasa, sí se han capturado, y en cantidades abundantes, especies de peces de escaso valor comercial, como pueden ser ejemplares de distintas variedades de alepocéfalos y talismanes, que abundan en los fondos por debajo de los mil metros, o las de los tiburones de profundidad, como el picopato o quelvacho ( Deania calcea ).
Los recursos pesqueros de profundidad, explica el IEO, están representados habitualmente por especies de crecimiento lento y ciclos vitales largos, algo que las convierte en «muy vulnerables a una presión pesquera intensa, pudiéndose llegar fácilmente al agotamiento de sus poblaciones».
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