El estado de ánimo de los marineros de Lira no era nada bueno. Ayer iniciaban la campaña de la centolla, en la que tenían puestas grandes esperanzas, pero la tristeza se apoderó del colectivo después de la subasta. Tanto la cantidad como la calidad del marisco no fueron del agrado de los compradores. La mayor parte de las piezas fueron depositadas en las cetáreas de la Cofradía, pues quedaron sin vender.
Juan Manuel Gómez Leis, patrón mayor de la entidad carnotana, explicaba que los armadores estaban abatidos. A primeras horas de la mañana salieron a faenar doce embarcaciones. Tres se dedicaron a capturar crustáceo con el sistema del bichero y nueve con miños.
El regreso a tierra, a primeras horas de la tarde, ya no fue tan bueno. Las capturas fueron escasas para ser el primer día y la calidad del marisco no era la esperada, según el responsable del cabildo lirense.
Un desastre
Las embarcaciones pusieron a la venta algo más de cuatrocientos kilos. Sin embargo, los compradores sólo adquirieron 118. El dirigente resaltó que el resto tuvo que ser almacenado en los recipientes especiales que poseen en la lonja para mantener vivo el crustáceo.
El patrón mayor comentó que en los últimos tres años, la campaña de la centolla está siendo horrible para los intereses de los marineros de la localidad, «aínda que como este ano nunca o tivemos, xa que foi un desastre», explicó Juan Manuel Gómez.
El precio tampoco ayudó a mejorar los resultados. La centolla más cara no superó los doce euros, mientras la más barata cotizó a siete euros el kilo. Algunos marineros consideran que la gran cantidad de crustáceo que hay en otras zonas repercute negativamente en la que se captura en Lira.
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