La degradación y el feísmo se resisten a abandonar desde hace años la estampa que ofrece la fachada marítima del casco urbano de Noia. De esta realidad son conscientes tanto los habitantes del municipio, que en reiteradas ocasiones han mostrado su preocupación al respecto, como los turistas. El ejecutivo local tampoco es ajeno al problema y se ha fijado como reto, a corto plazo, consumar la transformación de ese espacio, ordenándolo urbanísticamente y convirtiéndolo en uno de los principales escaparates de la villa.
La tarea no se antoja fácil y, de hecho, es una batalla que lleva tiempo librándose de puertas adentro del Concello, sin que hasta la fecha los noieses hayan vislumbrado muchos cambios al respecto.
No obstante, el Gobierno entiende que en los últimos meses la situación ha experimentado alguna mejoría, al menos en lo que atañe a la fisonomía del malecón de Gasset.
El delegado de Obras, José Pérez Martínez, está convencido de que el adecentamiento de ese tramo es factible a corto plazo, habida cuenta de que en estos momentos hay promotores inmobiliarios obrando en tres solares que hasta hace no mucho presentaban un aspecto de total abandono o estaban ocupados por restos de inmuebles en ruinas.
Aún así, queda un tramo de paredes de antiguas edificaciones que sigue sin resolver estéticamente. Sobre este particular, Pérez Martínez opina que está más lejos que cerca la fecha de derribo de esos elementos, demolición que dará paso, según cree, a obras de urbanización.
Para transformar la imagen del malecón de Gasset, el responsable del Ejecutivo considera prioritaria la implicación de Portos y Costas. Pérez asegura que van a volver a insistir ante esas Administraciones para que les dejen sacar adelante el anteproyecto de ampliación del relleno sobre la ría.
«Queremos habilitar una zona de esparcimiento y aparcamientos; es una necesidad estética y de seguridad», señala el edil.
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