La flota atunera gallega que faenaba hasta hace unos meses en las aguas de Somalia ha desistido y ha dejado de trabajar en la zona debido a la intensa actividad de los piratas. Los asaltos y secuestros de estos bucaneros modernos se han disparado en los últimos tiempos en el Estado africano hasta el punto de que los informes oficiales sobre el fenómeno de la piratería han dado la voz de alarma sobre la situación que se vive en aguas somalíes.
Lo cierto es que la coyuntura actual ha puesto en un brete a la flota congeladora atunera que trabajaba en la zona, entre la que figuran veinte embarcaciones gallegas. José Ángel Angulo, gerente de Anabac (una de las organizaciones de armadores que agrupan los intereses de estos buques), señala que en los últimos meses se han dirigido en varias ocasiones al Ministerio de Defensa español para que tome cartas en el asunto y proteja de forma efectiva a estos barcos por medio de una patrullera.
El departamento que dirige José Bono no se ha pronunciado hasta la fecha, por lo que la flota ha tomado la decisión de «no volver a entrar en esas aguas hasta que no se adopten medidas reales», subraya Angulo.
La protección que reclaman los armadores españoles está más que justificada. Hace sólo unos días, un mercante de los Emiratos Árabes Unidos fue asaltado en aguas de Somalia por una patrullera a bordo de la cual iba un grupo de individuos armados. La tripulación del buque fue secuestrada y no fue liberada hasta que se hizo efectivo un rescate.
Ayuda de EE.?UU.
Ante el cariz que han tomado los acontecimientos, el Gobierno somalí, que se encuentra sumido en una profunda crisis política, ha pedido ayuda a Estados Unidos para controlar la actividad de los piratas. Precisamente, un buque de guerra estadounidense capturó en enero pasado a una pequeña embarcación pilotada por personas armadas que, supuestamente, estarían detrás de la oleada de asaltos.
Además de este retén de la US Navy, el Ejecutivo del país africano ha contratado a una empresa estadounidense especializada en seguridad marítima con el objeto de poner fin al clima de inseguridad que se vive en la zona. Ambas partes han firmado un vínculo para los dos próximos años.
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