Una ley aprobada en 1997 por el Gobierno de Aznar, en teoría para aumentar la seguridad de la flota e impedir hacerse a la mar con cáscaras de nuez, ha tenido un efecto pernicioso para la flota gallega, puesto que ha obstaculizado la renovación de casi 3.500 embarcaciones de artes menores, provocando, además, que haya medio millar largo de buques de más de 50 años de antigüedad pescando en aguas gallegas sin opciones reales a modernizarse.
La polémica normativa, que está abocando a la flota de la comunidad a un rápido proceso de envejecimiento, impide la nueva construcción de buques de menos de cinco metros de eslora y 1,5 toneladas de arqueo bruto (GT), con lo que, si quieren renovarse, los barcos de dimensiones inferiores, tienen que adquirir una o incluso dos embarcaciones más para poder cumplir los requisitos que estipula la ley: entregar al desguace un tonelaje igual al que se va a construir.
Pero lo peor no es tener que comprar GT para modernizar el barco, sino que, en la mayor parte de los casos, la unidad resultante, de 1,5 de arqueo bruto, no es operativa ni adecuada para la actividad a la que se dedica el profesional de la pesca, como puede ser, por ejemplo, la extracción de percebe: «É como si para ir ata as rochas levas un barco mexilloeiro», ilustran fuentes del sector.
Ante esas trabas, los propietarios de este tipo de embarcaciones, que constituyen el 65% de la flota gallega, han optado por no renovarlas y mantenerlas en activo hasta que los achaques de la antigüedad les impidan hacerse a la mar con ellas.
Para evitar que ese freno a la modernización pueda seguir activo en los próximos fondos europeos (2007-2013), el portavoz de Pesca del PSdeG, José Manuel Lage, ha propuesto que el Gobierno gallego convenza al central para que modifique esa norma y abra el camino a la renovación de la bajura
El diputado socialista denuncia, además, que la necesidad de conseguir toneladas a mayores para construir buques de más de 1,5 GT ha derivado en una suerte de movimiento especulativo que ha disparado el precio de la tonelada: «Como o que queira renovar ten que xuntar as baixas de tres barcos de 0,5 GT, chéganse a pedir verdadeiros disparates, ata 24.000 euros por gamelas de madeira vellísimas que, en realidade, non custan máis de 300 euros», dice.
Actualmente hay censados 1.719 buques de más de 30 años con base en A Coruña, 15 en Lugo y 1.755 en Pontevedra. La ría de Arousa, con 1.720 barcos de esa antigüedad, es la más afectada por el envejecimiento de la flota.
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