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Una forma de guardar el queso rallado para que no se eche a peder puede ser ésta: coja un trozo de tela y sumérjala en agua salada. Tiéndala a secar, pero no deje que lo haga completamente; cuando todavía esté un poco húmeda, envuelva en ella el queso rallado. Guardado así, en la nevera, se conservará bien por espacio de varios días. |
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