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No son ciertas las recetas populares que afirman que si un objeto de plata introducido en el guiso varía su color, la seta es comestible; también es falso que el conservar las setas en sal o vinagre hace que pierdan su toxicidad o que si observamos algún animal comiendo una seta no nos producirá ningún daño. La única fórmula que existe es el conocimiento que nace del estudio y la consulta con un especialista cuando sea necesario. Las características que permiten diferenciar unas setas de otras se basan en la forma, color y textura de sombrero y pie; forma en que se presenta el himenio o parte fértil de la seta (laminillas, aguijones, púas, poros...), disposición de las laminillas, cómo se unen al pie; presencia de volva, anillo o escamas sobre el sombrero. A veces el olfato puede detectar la presencia de determinadas sustancias, pero en la mayoría de los casos se requiere la realización de pruebas químicas. |
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