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Si se le acabó el vino blanco, imprescindible para un plato, reemplácelo por dos terrones de azúcar disueltos en un vaso de vinagre de vino. Si le sobra un resto de botella de vino blanco y en su casa prefieren el tinto, no lo tire. Más vale que lo congele en la cubitera del hielo. De esta manera, siempre que necesite vino blanco para cocinar, no tendrá más que coger unos cuantos cubitos para salir del paso. Guarde el vino blanco en la puerta de la nevera o en su parte baja. Incluso en el caso en que deba aguardar varios días, sufrirá menos que si lo guarda en una habitación a más de 20º, para enfriarlo después a 8-10º en el último momento. El vino teme sobre todo la variación de temperaturas. Evite el vino blanco al guisar, es demasiado ácido; recurra al agua, caldo o vino tinto. |
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