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Es conveniente salar poco los platos que quiera congelar. La sal retiene el agua y la devolvería al descongelarlos, con lo que las salsas quedarían deshechas y las verduras deshidratadas. Evite también especiar en exceso sus platos, puesto que el frío extremo altera las delicadas esencias y los aromas de las especias (cayena, nuez moscada, tomillo, azafrán...). Ahorre, sobre todo, el ajo, que comunicaría a sus platos un olor fuerte y desagradable. En conclusión, sazone sus guisos una vez estén ya descongelados y recalentados. Tendrá la ventaja de aromas frescos y de un perfecto equilibro de sabores. |
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