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Para congelar espárragos frescos, empiece por lavarlos bien, pelarlos y cortarles el cabo leñoso. Luego introdúzcalos en un recipiente cilíndrico, un pote de cristal o similar, y llénelo de agua hasta que los espárragos queden cubiertos por ella. Tape el recipiente y póngalo a congelar. Advierta que tiene que dejar una cámara de aire suficiente para que el agua pueda aumentar libremente de volumen al helarse. Cuando quiera comer espárragos no tiene más que introducir el bloque de hielo que los contiene en agua hirviendo con un poco de sal. Cuézalos como si fueran frescos. |
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