Incógnita despejada. La moción de censura presentada contra Joaquín Domínguez a finales de noviembre tenía una base sólida. Eso quedó patente en la maratoniana jornada de votaciones celebrada el sábado en el Pazo da Cultura. La oposición demostró estar unida y organizada. Vetó todas las propuestas que fue presentando el presidente de la Federación Gallega de Piragüismo (FGP), y Domínguez fue apartado de su cargo.
Ni siquiera salió adelante el calendario competitivo para la temporada 2006 que, ante la sorpresa general, fue salvado en el último momento de forma provisional, con una jugada legal e inesperada, por la comisión delegada que guiará los destinos de la FGP hasta la próxima asamblea general ordinaria, que seguramente tendrá lugar el 11 de febrero. Lo tenían todo estudiado. Ese día se elegirá nuevo presidente, que comandará el organismo autonómico hasta las elecciones de este año, y quedará configurado el calendario definitivo.
La competición únicamente podrá ser paralizada si los miembros que no estuvieron presentes en la asamblea extraordinaria del sábado presentan objeciones a la aprobación provisional realizada en el plazo de tres días. Recibirán un telegrama en el que se les hará conocedores de ese derecho.
Claras intenciones
La oposición dejó claras sus intenciones desde el principio y solicitó la votación a mano alzada. La directiva saliente hizo un llamamiento en contra de esta medida para evitar que algunos asambleístas se pudieran sentir cohibidos a la hora de emitir su sufragio.
«El voto secreto protege nuestros derechos», comentó Mariano Rivas, secretario de la FGP. Sus palabras cayeron en saco roto porque los presentes depositaron su papeleta en la urna y la mano alzada ganó con 31 votos a favor, trece en contra y 1 abstención. Fue la primera demostración de que los opositores no iban a dar tregua. A partir de ahí fueron rechazados todos los puntos del orden del día. La aprobación del acta anterior, la liquidación del balance económico, la propuesta de presupuesto, el coste de licencias, y los calendarios de aguas bravas y aguas tranquilas fueron rechazados (siempre por mayoría absoluta entre los 46 asambleístas presentes).
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