El agua sigue un ciclo muy bien conocido. En el mar se localiza el 97.2% del agua de la Tierra. El calor provoca una vaporización que en forma de nubes es arrastrada, en parte, hacia el continente. Con la lluvia, el agua vuelve a su estado líquido y desde el punto donde cae se dirige hacia el mar. En este recorrido transporta sales y todo tipo de substancias que encuentra a su paso.
El hombre utiliza el agua para cumplir dos finalidades: satisfacer sus necesidades domésticas, agrícolas e industriales y como medio de transporte y destino de sus residuos. Si la cantidad de residuos no es demasiado grande son descompuestos por los microorganismos y por los procesos del río. Si sobrepasa una cantidad determinada y constantemente se le echan nuevas substancias, el río se degrada progresivamente. En la sociedad industrial el consumo por habitante crece continuamente. La cantidad de agua disponible se aprovecha al máximo. Si nos fijamos en el uso del agua de alguno de nuestros ríos, observamos que se embalsa para producir electricidad y para regar, es utilizada para abastecer las necesidades de industrias y poblaciones. Una parte del agua vuelve al río en peores condiciones que cuando se saco. Si no hay una buena gestión y planificación de los recursos acuáticos los conflictos entre los diferentes usuarios surgen inevitablemente.
|