Consideramos como animal a todo ser vivo pluricelular, siempre y cuando las células que lo constituyen reúnan las siguientes características:
- las células no tienen pared celulósica
- no presentan plastos
- son heterótrofas
- almacenan azúcares en forma de glucógeno
Existe una diversidad animal muy amplia, estamos hablando de un reino de más de un millón de especies diferentes, y como todos sabemos es fruto de la evolución. Ingerir alimentos, digestión, transporte, excreción (no confundir con defecación), relación con el medio y reproducción son requisitos fisiológicos que hay que realizar para mantener la vida, pero todas ellos se pueden realizar o solucionar de múltiples maneras, de ahí nace la diversidad animal.
En cuanto a la complejidad animal, cabe destacar que desde los organismos relativamente simples que constituyeron los comienzos de la vida en la Tierra, la evolución animal ha progresado a lo largo de una secuencia histórica de formas cada vez más complicadas. Los orgánulos se integraron en células, las células en tejidos, los tejidos en órganos y los órganos en sistemas. Mientras que un protozoo lleva a cabo todas las funciones vitales dentro de los límites de una única célula, un animal multicelular evolucionado es un complejo de unidades subordinadas organizadas en niveles sucesivos.
Durante el curso de la evolución, el límite superior del tamaño corporal en las estirpes animales ha tendido a aumentar, lo que condujo inevitablemente a la división del trabajo entre las distintas partes del cuerpo y a un consecuente aumento de la complejidad (con dicha complejidad, se mejora mucho la efectividad de realizar esas funciones biológicas básicas que vimos anteriormente).
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