A continuación de Melide, Boente, con su iglesia de Santiago, y Castañeda, son otras dos pequeñas localidades con antigua tradición jacobea, la segunda sobre todo como lugar de emplazamiento para los hornos de cal empleada en la construcción de la catedral de Santiago. Las pequeñas piedras que los peregrinos medievales traían desde las canteras calizas de Triacastela hasta aquí eran algo más que un símbolo de participación en dicha empresa constructiva.
Más adelante el peregrino cruza el río Iso por un pequeño puente de origen medieval que da acceso a otra significativa instalación asistencial: el hospital de Ribadiso, el último espacio histórico que permaneció abierto en el Camino Francés al servicio del peregrino.
El edificio, inmediato al río, fue restaurado y recuperado como albergue de peregrinos en 1993, conformando un entorno de notable belleza.
En la villa de Arzúa (388 m), famosa por la gran riqueza quesera de la comarca, el peregrino puede todavía encontrar diversos vestigios jacobeos, como la rúa do Camiño, la iglesia de Santiago y, entre otros, la capilla gótica de A Magdalena, perteneciente a otro desaparecido hospital.
A partir de Arzúa pierde relevancia la omnipresente vegetación autóctona gallega. Sin embargo, esto no impide disfrutar en la zona de una variada oferta de turismo rural que tiene en el embalse de Portodemouros y sus inmediaciones su principal referencia (diversidad de alojamientos, museo de la miel, rutas de senderismo, instalaciones para deportes acuáticos, etc.).