El Camino de Santiago ha sido, es y será un referente universal de intercambio cultural e introspección espiritual. Los millones de peregrinos que han dirigido sus pasos hacia Compostela, a través del Camino, son, con toda probabilidad, los primeros referentes que se conocen de la multiculturalidad en la Europa Occidental desde la Edad Media. Santiago es más que una ciudad, representa la meta, la culminación y, al mismo tiempo, el punto de partida, el renacimiento.
El Camino de Santiago no consiste tan solo en un recorrido físico, abarca la inmortalidad que anhela todo ser humano, la cercanía a la divinidad, al infinito. Es un recorrido a través de la historia, el pensamiento y el hacer humanos de los últimos diez siglos, un recorrido que pone en consonancia alma y cuerpo, presente y pasado, individuo y comunidad.
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