El peregrino se encamina hacia A Escravitude siguiendo un tramo de tres kilómetros. El Camino continúa por las aldeas de Quintáns, Souto, Rueiro, Cambelas, Anteportas, Tarrío y Vilar, en el valle del Sar. El trazado se acerca al suntuoso y barroco Santuario Mariano de A Escravitude, levantado entre 1732-43 sobre la fuente ante la que, en 1732, tuvo lugar un milagro que motivó su construcción. Las donaciones hicieron posible la construcción de un gran santuario barroco, con planta de cruz latina, nave única, crucero con resalte, cúpula con linterna, levantada sobre pechinas, y capilla mayor rectangular. En el interior destacan los retablos, realizados con audaz dinamismo barroco, con juegos de masas y volúmenes y un delirio decorativo como marco devocional a las esculturas de Agustín Álvarez. La fachada esta flanqueada por dos torres y precedida por un atrio con escalinata de acceso desde el propio Camino de Santiago (hoy N-550). Lo sustancial de la obra se concluyó en 1750.
Una vez dejado atrás el santuario, el Camino pasa ante la iglesia de Santa María de Cruces para discurrir entre bosques y cruzar la vía del ferrocarril en la pintoresca aldea de Angueira de Suso. Se sigue hasta Areal y 0 Faramello, para después continuar hasta el evocador enclave de Rúa de Francos; en el bosque cercano se encuentran restos de una calzada romana y un puente; sobre un cerro, a mano izquierda, se sitúan las misteriosas y abandonadas ruinas del Castro Lupario. Un hermoso cruceiro gótico -uno de los más antiguos de Galicia- y el campo de la feria despiden al peregrino de Rúa de Francos. Se asciende pronto al lugar de Castañal y, tras un brusco zig-zag, causado por la concentración parcelaria, se Ilega a Pontepedreira.
En Arieira, una encantadora imagen de santo Antonino, situada en la fachada de una casa -antigua posada de viajeros- y peregrinos sirve de referencia para seguir el Camino, que ya asciende, por monte bajo, hasta A Grela. Después de otro ascenso muy suave se deja atrás Milladoiro. Intuyendo ya las torres de la catedral y pasado un corto tramo, se Ilega a Agro dos Monteiros, desde donde es posible ver, a lo lejos, la ciudad del Apóstol.
El viejo camino medieval deja a un lado las ruinas del castillo arzobispal denominado A Rocha Vella, se aproxima a Santomil y Amañecida y cruza un puente sobre el río Sar. La ruta alcanza el barrio de A Choupana, cerca de la capilla de Santa Marta.
Ya en la calle de Rosalía de Castro, en el casco urbano de Compostela, se avanza hacia la iglesia del Pilar, bello templo barroco situado en la Alameda, y, bien por la Carreira do Conde o por la calle Xoán Carlos I, se Ilega a Porta Faxeira, tradicional entrada del Camino Portugués en la ciudad de Santiago. La calle del Franco conduce hasta el colegio de Santiago Alfeo, edificio universitario del siglo XVI dedicado al apóstol Santiago el Menor, cuya cabeza se conserva en el relicario de la catedral. En la misma calle, frente a este noble edificio, se encuentra la capilla de Santiago, que recuerda el lugar donde, según la tradición, paró el carro que transportó el cuerpo del Apóstol de Iria a Compostela. A pocos metros ya, se encuentra la esquina del claustro catedralicio, notable construcción renacentista.
A partir de aquí el itinerario entra en la plaza de O Obradoiro, donde se encuentra la fachada principal de la basílica jacobea, cuya entrada conduce al peregrino al Pórtico de la Gloria.
Otra posibilidad de acceso al interior basilical –preferida por los peregrinos medievales- es seguir la calle Fonseca, bordeando el ala meridional del claustro, hasta la plaza de As Praterías, donde se sitúa la fachada sur de la catedral, la entrada más antigua de las conservadas en el venerable edificio.
La portada románica de As Praterías, labrada a principios del siglo XII, representa con su gran cantidad de esculturas y relieves uno de los momentos de apogeo cultural de la Compostela medieval y del arte del Camino de Santiago. Pasando el umbral de una de estas puertas, o bien dejando atrás el célebre Pórtico Occidental del Maestro Mateo, el peregrino concluye el Camino Portugués ante la tumba apostólica. Se acaba así un itinerario integral motivado por el inmortal espíritu de peregrinación; una ruta de espectáculo artístico, esplendor ecológico y tierna devoción a la Virgen María y al apóstol Santiago el Mayor.