Un pequeño puente sobre el río Barcala sitúa al peregrino a la salida de Negreira. La ruta vuelve a coincidir en diversos puntos, a lo largo de este tramo, con el antiguo camino real a Fisterra. Así nos lo recuerdan lugares como Camino Real y Portocamino.
Por momentos, el trayecto recorre zonas de altiplano que permiten amplias perspectivas sobre tierras de los municipios de Negreira y Mazaricos, este ultimo ya en la comarca de Xallas, conocida, sobre todo, por su artesanía de cestería y sus originales sombreros femeninos, realizados en paja.
Otra característica de este tramo es su arquitectura popular, que ha sobrevivido en parte en los núcleos rurales, con modestos pero hermosos y variados ejemplos y algún conjunto de hórreos -construcciones destinadas a la conservación de los productos del campo- de notable belleza, como, entre otros, los del lugar de Maronas, que también cuenta en sus inmediaciones con la iglesia románica de Santa Marina. Uno de los puntos de mayor interés paisajístico se ofrece al caminante en las estribaciones del Monte Aro (556 m), desde el que se contempla parte de la comarca de Terra de Xallas.
En la parte final de este tramo el agua es la gran protagonista. El río Xallas y sus riberas se hacen presentes sobre todo en Ponteolveira, cuyo puente, construido en el siglo XVI y reformado posteriormente, sitúa al caminante en tierras del municipio de Dumbría. La ruta, que discurre próxima al embalse de A Fervenza, sobre el Xallas, toca a su fin cuando se alcanza el lugar de Olveiroa, de nuevo con notables ejemplos de la arquitectura popular de la zona.
Este tramo concluye en Hospital, una aldea que cuenta con un modesto hospital para peregrinos, hoy desaparecido. A la salida de este núcleo, el Camino se bifurca: será necesario decidir si se sigue la ruta que lleva a Fisterra o la que conduce a Muxía y al santuario de A Barca.