Esta multiplicación de las diatomeas del plancton no dura mucho tiempo, ya que de manera paralela aumenta el número de animales, convirtiéndose la superficie del agua en un criadero gigantesco. De las colinas y valles de las plataformas continentales y de los fondos arenosos surgen huevos, larvas y jóvenes individuos de animales, cuyos adultos viven en el fondo, para pasar las primeras etapas de su vida. A causa de este consumo continuo y codicioso, los vegetales se reducen rápidamente.
Las diatomeas se tornan cada vez más escasas, y con ellas las demás plantas unicelulares. Sin embargo, ocasionalmente se presentan épocas de fertilidad en el océano; esto sucede cuando, debido a las corrientes y a los vientos, las aguas profundas del mar salen a la superficie llevando consigo gran cantidad de nutrientes.
En la actualidad las diatomeas pueden cultivarse fácilmente, lo que ha aprovechado el hombre para alimentar a las especies de interés comercial que también cultiva, como, por ejemplo, a los camarones. Para esto los científicos reproducen en grandes acuarios las condiciones fisicoquímicas del océano y en ellas colocan diatomeas que se encuentran en el mejor momento de su vida, con el fin de que al encontrar condiciones ideales de su medio puedan iniciar de inmediato su reproducción, y así, aumentar su número. Las diatomeas son organismos acuáticos que viven en aguas dulces, saladas, salobres y marinas, y llegan a encontrarse también en tierras húmedas. La temperatura óptima para su desarrollo es de los 15º a los 30º C, siendo más abundantes las del plancton marino en temperaturas bajas. Las diatomeas se mueven lentamente por deslizamiento a velocidades de 7 a 20 micras por segundo.
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