Todo el alimento que los animales y el hombre consumen proviene directa o indirectamente de los vegetales verdes. Estos son los únicos capaces de incorporar a la materia orgánica la energía solar, de modo que dichos vegetales son el primer eslabón de toda cadena de alimentación. Además de la luz del Sol los vegetales verdes necesitan, para vivir, crecer y multiplicarse: agua, bióxido de carbono y ciertas sales minerales en solución, principalmente nitratos y fosfatos, y representan la única fuente que forma sustancias orgánicas o alimento. A lo anterior se le llama productividad primaria o simplemente producción, y su acción se aprecia tanto en los continentes como en el océano, sobre todo en los mares poco profundos.
Desde el punto de vista biológico se debe entender a la producción como toda la materia orgánica que se forma durante un tiempo determinado en un espacio definido. El fitoplancton representa la entrada de la energía solar a los ecosistemas marinos y la base de su mantenimiento; además, es el encargado de producir la materia orgánica que posteriormente será aprovechada por los fitófagos, luego por los zoófagos y finalmente por los detritófagos y las bacterias que desintegran los restos, formando la sustancia inorgánica con la que el fitoplancton iniciará nuevamente el ciclo de la materia.
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