El hombre puede sufrir consecuencias al comerse algún organismo, por ejemplo, mejillones, que se hubieran alimentado con gran cantidad de estas peridíneas. Esto le ocasionaría trastornos digestivos. Directamente los dinoflagelados sólo le producen al hombre ligeros malestares en las vías respiratorias. Por lo tanto, estos pequeños vegetales, que son alimento nutritivo para los organismos marinos cuando se encuentran en proporciones razonables en el agua del mar, como formadores del plancton, resultan perjudiciales cuando sus poblaciones alcanzan números excepcionales.
En Europa esta explosión de las poblaciones de dinoflagelados es común para el género Goniaulax, y es frecuente en las costas de Galicia; durante este fenómeno los pescadores alcanzan sus máximas capturas de sardina, peces cuyo alimento son estos dinoflagelados.
Los efectos beneficiosos que se producen en estas costas contrastan con los perjudiciales y dañinos que las coloraciones rojas del mar originan en aguas americanas, en donde causan la muerte de muchos organismos. Las especies que producen la marea roja en América pertenecen a dos géneros: Goniaulax y Gymnodinium, su periodicidad no está bien determinada debido al aporte de nutrientes que acarrean los ríos al mar, después de la época de lluvias, y por el aumento de la temperatura del agua de mar en esos meses.
En el Atlántico son más frecuentes que en el Océano Pacífico, principalmente en la costa occidental de Florida, donde, como relata Alvar Núñez Cabeza de Vaca en 1530, los nativos tomaban como referencia a la marea roja para hacer sus cálculos cronológicos, ya que cuando llegan a aumentar las poblaciones se encuentran 100 millones de individuos por litro de agua, lo que ocasiona que mueran los peces.
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