Las cadenas de alimentación lineales que abarcan unos pocos niveles tróficos son sencillas de estudiar y cuantificar, pero, generalmente, en el ambiente marino las cosas no se dan de manera tan simple. Una de las cadenas sencillas es el caso del arenque, uno de los peces de mayor importancia alimenticia para el hombre: estudiándola en el Mar del Norte se ha observado que está formada por tres niveles, representados por diatomeas del fitoplancton, como primer eslabón; copépodos del género Calanus, como segundo, y los arenques, como tercero.
Sin embargo, se ha podido comprobar que si entra un nivel más se incrementan las disponibilidades alimenticias de los arenques. Quedando la cadena con: diatomeas, copépodos y el nivel adicional formado por una anguila que vive en los fondos arenosos, pero que se alimenta ávidamente de Calanus, de modo que el arenque ocupa un cuarto eslabón, con la ventaja de que cuando su dieta está formada por copépodos sólo aprovecha el 21% del segundo nivel trófico, mientras que cuando se alimenta de la anguila aprovecha el 40%.
En las aguas costeras de Nueva Inglaterra se forman también cadenas de cuatro niveles, pero en lugar de la anguila interviene otro pez pelágico, el sábalo, cuyas formas juveniles se alimentan de los copépodos y, a su vez, son comidas ferozmente por los arenques.
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