No se debe olvidar, por último, la acción de las bacterias que están desintegrando a los restos orgánicos y sustancias de desecho, y que liberan la sustancia inorgánica que necesitan los vegetales para iniciar nuevamente el ciclo alimenticio en el océano.
En todas estas tramas de alimentación existen sustancias que se pueden seguir por toda la cadena; tal es el caso de la vitamina D, que se forma gracias a la acción de los vegetales del fitoplancton al aprovechar los rayos ultravioletas del Sol, que sólo penetran pocos metros en la zona eufótica. Los peces que comen los vegetales, directa o indirectamente, como el bacalao y el hipogloso, peces que viven principalmente en los fondos oceánicos, tienen aceites ricos en esa vitamina, que como se sabe es importante para el hombre por ser antirraquítica, ya que interviene en la fijación del calcio por los huesos.
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