Las tramas de alimentación son, naturalmente, muy distintas en las diferentes partes del océano. Las zonas costeras, cuya profundidad permite el crecimiento activo del fitoplancton al penetrar la luz casi en su totalidad y abundar los nutrientes, presentarán gran cantidad de zooplancton, porque el alimento será suficiente para nutrir a una rica fauna, tanto en las aguas superficiales como en los fondos.
En el océano abierto, cuya profundidad media es de 4.000 metros y la máxima de 11.000, toda la producción de fitoplancton ocurre en los 100 metros superiores; sin embargo, el zooplancton puede abundar en estas aguas superficiales, pero también encontrarse en capas más profundas, teniendo que realizar migraciones a las capas superiores para capturar a sus presas, o bien esperar a que los restos vegetales se hundan hasta aguas más profundas para consumirlos.
Los movimientos de los organismos del zooplancton son débiles si se les considera en relación con las corrientes horizontales que se presentan en el medio donde viven, pero cuando se observan los desplazamientos verticales que realizan, en relación con su tamaño, resultan considerables; por ejemplo, un copépodo que mide medio milímetro es capaz de desarrollar velocidades de 60 metros por hora y los crustáceos planctónicos mayores llegan a avanzar hasta 400 metros por hora.
Directa o indirectamente dentro de la trama de alimentación que se presenta en los océanos nunca falta alguna forma de alimento en cualquier profundidad, aunque ésta depende de la producción del fitoplancton y del consumo primario del zooplancton.
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