Dentro de la gran heterogeneidad que presentan los organismos del plancton por las condiciones de su vida al ocupar las capas superficiales, han evolucionado desarrollando una serie de adaptaciones que les permiten prevenir el hundimiento. La naturaleza ha recurrido a los más diversos artificios para que los organismos que flotan en las aguas en constante y lento naufragar, pobladores de esta masa inmensa del mar, conserven en ella su equilibrio. Ello ha traído como consecuencia que los seres que constituyen el plancton tomen una singular fisonomía, ya que muchos de sus órganos o su colocación en el cuerpo adquieren las más artísticas apariencias, que realzan el valor estético de estos bellísimos organismos, cuyos cuerpos son muchas veces un prodigio de forma.
La diferencia entre el peso o densidad del agua y el peso específico de los seres que en ella flotan es pequeña: alcanza de 1.02 a 1.05 gramos por centímetro de agua, y para contrarrestar o atenuar esta ligera diferencia, los organismos forman infinidad de artificios y disposiciones peculiares, entre las que destacan el aligerar el peso de su cuerpo o aumentar la superficie de contacto con el agua, permitiendo incrementar la resistencia friccional entre el organismo y el agua del mar, lo que hace mayor la resistencia a hundirse.
La relación entre la superficie del cuerpo del organismo planctónico y su volumen o peso recibe el nombre de "superficie específica" y mientras más elevada sea ésta, más favorece a la flotación así como a la absorción de nutrientes.
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